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Mostrando las entradas etiquetadas como Cris Ariza

HACER MILAGROS

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El tiempo parte tan veloz, que cuando quiero pensar, vuelve el contador a cero. En mis noches, no corren ni el viento, ni las palabras. Ni siquiera aparecen las musas  a las que silbo y anhelo. Ni se las escucha,  con este fervor que las intimida.   Pero, aquí estoy yo,  al sol del astro, a su luz. Intentando hacer milagros, a final de mes. Encendiéndome una luz inspiradora.  Junto a una cara que vive en sus alturas y me observa.  Agotando toda luz de mi faro en miniatura. Alumbrándome más que los rayos que irradia la luna.  ¿Qué busco esta noche? ¿Qué estoy buscando? A parte de todos estos versos que aún no tienen un final. Cada mundo de mi edificio apaga su luz. Apagan sus días y amanecen sus noches. Porque de lo simple, puede aparecer algo hermoso. Un mar de estrellas que confía en que duermas con ellas. Sombras fantasmagóricas pero inofensivas. Casas que enmudecen ante tal oscuridad. Farolas solitarias que necesitan de un abrazo urgente. Banderas que  se ondean a media 

PREMONICIÓN

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No sé si es un juego del azar,  cosa del destino o de querer escribirlo. Tan solo necesito que: Me mires a los ojos,  cuando arranques sueños a los posos del café. Me leas las palmas de mis manos,  antes de que otros anuncien mi partida. Necesito que  me hipnotices cuando tus ojos me enseñen que el mundo es de papel. Y que nuestras vidas son más frágiles que tu bola negra de cristal.   ¡Dime! ¿Por qué tus palabras no tienen dueño que las quiera entender? Quiero  que me profetices aun sabiendo que tus cartas  pueden equivocarse.  Que me descifres en qué momento  debo plantarle  cara a la suerte, con el número premiado o con historias por enmudecer.  Quiero que me adivines el pensamiento cuando deje de creer en mitos. Que me hechices cuando me vayas a envenenar  los brindis con tus maldiciones.  Pero antes de pagarte: Predíceme cuándo crees que bajo mi manga  se encuentra el as de trébol. Revélame,  el futuro, aun sabiendo, que tus trucos,  son baratos.  

EL CUENTO Y LA VERSIÓN

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¡Hey! ¡Amigo/a! Acuérdate de girar en la segunda estrella a la derecha, volando hasta el amanecer, allí encontrarás el país de la diversión y felicidad. Solo él te estará esperando para acabar con el capitán Garfio.   Déjate de caminos difíciles, no te entretengas con lobos que no llegan  a ninguna parte. Marca el camino bien, con migas de pan.   No esperes que venga a tu puerta el príncipe azul o el genio de la lámpara. Antes llamaran al timbre ese patito feo  que nunca hiciste caso y  una anciana para ofrecerte el fruto de la tentación.   No te dejes engatusar por Pinocho para edificar una casa de madera,  los tres cerditos tienen más experiencia. Guíate por el interior de las personas y no solo por las apariencias.   No  te pienses que esto es solo un cuento de la vieja.  Sino más bien, la versión de todos los cuentos con moraleja.                                                                                          CRIS ARI

LUCES…

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Apagamos la luz a sus ojos. Resguardamos palomas detrás del sombrero. Escondimos estrellas, preparando así la oscuridad.   Dejamos de salir al mundo. Nos cerramos en banda. Pero, nos reinventamos entradas en calles desoladas. Sentimos entrañablemente las máscaras de las fachadas.   Reiniciamos juntos la soledad de nuestros pasos. Salpicamos voces en murallas enmudecidas.   Refugiamos magia de lluvia, en nuestros interiores. Valoramos los silencios de nuestro corazón, las miradas y los gestos.   Redactamos cada noche el escenario. Olvidándonos del miedo y de la duda.   Realzamos la mirada en la penumbra. Dejándonos llevar por la locura y las luces de esta ciudad. 

DESORDEN

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Esta es la historia de un recuerdo apagado  en mi razón. Un desastre con un desorden imperdonable. Tal vez el único en su especie.   De origen mundial y raíces fuera del tiesto. De padre orden y de madre justicia.   Muchos quisieron invadir ese recuerdo, y otros tantos quedaron transformados con tal de esquivarle.   Aunque nadie ha vuelto a verle, yo sé que no es una leyenda. Que sigue latente.   Y sé muy bien dónde puedo encontrarle, a ese que todos llaman desorden.   Dicen que le vieron paseando por las calles abandonadas. Y que luego se perdió por la nada.   Un paisano le contó que le buscaban y en la oscuridad le confundí la mirada.   Desorden se llama. De familia no muy creyente. Justa en su especie y pobre en orden.   Muchos manifiestan que se volvió  loco, otros que llegó su hora. Yo solo digo que cada noche me lo encuentro en mi cuarto y le siguen llamando desorden.

CIUDAD DEL MAR Y DE GIGANTES

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Eres. El paracaídas que naufraga los horizontes. Las cúpulas de tus pupilas llenas de aventuras. Los pies que se acercan queriendo saber más. Y, las manos que sostienen el paraíso de volver. Eres. Las olas que se derrumban en la orilla. La cortina de nubes que cierra el día. El sol que empapa la piel. La arena de todos los pasos borrados. La lejanía que siembras y el ansia de encontrarse que recoges. Eres. Los siete cielos donde nace la belleza. La ciudad del mar y de los gigantes. El faro que no se pierde entre escondites, sino que se descubre entre mis barcos de papel. Eres. Gaviotas tatuadas de libertad. Cometas de luces que matizan los ángeles de la noche. Islas sin dueños y sin dioses a los que adorar. La calma en plena tempestad. Y, la capa que cubre lo azul de este mar. Eres. La Nueva York del Mediterráneo español. La ciudad de los idiomas y del Rock & roll. El lugar donde la vida es menos complicada. Benidorm.

Sólamente, soy lo que no ves

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Soy la credibilidad en parte, de un horóscopo. La captación de los sentidos de mi cuerpo. La tranquilidad convertida en nervios puros. Soy,  la que desliza las manos por la cuerda, dejando que solamente el recorrido vaya destapando  las pestañas de mis ventanas. Aquella que se desnuda ante las lágrimas del grifo, arrancando tanto las heridas como los logros. La que entierra sus pies, casi de bronce, en una pascua nueva.  Soy, marinera entre líneas de conocimiento.  atardeceres de lluvias y borrascas. Moscas que distraen. Suelo remar hacia mar adentro, hacia la cúpula divina. Sumergiéndome bajo rectangulares rosetones que me ilustran lo que es. Solamente Soy las  puertas  cerradas de un desordenado armario. El papeleo incesante en un cuarto. El tocadiscos de música variada, sonada en mi cabeza. Los huesos fríos del invierno.  Soy, la alumna de credos y de primaveras. La mirada centrada en la realidad. La taza de café o de té, repleta de versos. La  burbuja sin mi

El escaparate de mi reino

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Suelo escribir lo que pienso, y aplicar poco lo que escribo. Me escribo a corazón abierto, enseñándote mis entresijos.  Construyo mi reino lleno de cicatrices,  y edifico mis muros con lo que la gente me da. Visto en un mundo  donde importa más  el cómo verse, que el cómo ver. Donde  se dice que las palabras se las lleva el viento, sin saber que esas palabras son mí viento, mi anclaje.  Palabras vividas en carne. Defino mi armonía con canciones,  pero también con reflexiones. Hago de mis versos, un cachito de mi escaparate.  De mi cristal. Pero pasa no te quedes ahí. Aunque mi fachada sea sería, y el jardín tenga rosas con espinas, tengo unos interiores que se revelan en el tiempo.  Estancias parcialmente llenas de virtudes, artes. De la ética, del amor a la sabiduría.   Con su chimenea que arde cuando le dan motivos. Con su biblioteca de etapas y, autoría  de lírica en volúmenes.   Con sus pasillos, que en su dulce caminar te acompañan. Conservo un laboratorio de sabores.