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HACER MILAGROS

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El tiempo parte tan veloz, que cuando quiero pensar, vuelve el contador a cero. En mis noches, no corren ni el viento, ni las palabras. Ni siquiera aparecen las musas  a las que silbo y anhelo. Ni se las escucha,  con este fervor que las intimida.   Pero, aquí estoy yo,  al sol del astro, a su luz. Intentando hacer milagros, a final de mes. Encendiéndome una luz inspiradora.  Junto a una cara que vive en sus alturas y me observa.  Agotando toda luz de mi faro en miniatura. Alumbrándome más que los rayos que irradia la luna.  ¿Qué busco esta noche? ¿Qué estoy buscando? A parte de todos estos versos que aún no tienen un final. Cada mundo de mi edificio apaga su luz. Apagan sus días y amanecen sus noches. Porque de lo simple, puede aparecer algo hermoso. Un mar de estrellas que confía en que duermas con ellas. Sombras fantasmagóricas pero inofensivas. Casas que enmudecen ante tal oscuridad. Farolas solitarias que necesitan de un abrazo urgente. Banderas que  se ondean a media 

UN MAR DE EXTRAÑOS

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Sigo aquí, Ciudad de las estrellas caídas. Ciudad de los abismos arcaicos.  De las escaleras con nudos testarudos. De los recuerdos convertidos en reinos.  De la luz que dejo caer  en los miles de borrones que descompuse de mi alma. Olvido las mil noches del ajeno planeta. Esfumo con incienso todos mis naufragios.  E intento crear mi nave espacial  para volverme a encontrar. No canto al mundo, toco la vida. Toco lo que vivo, escribo mis temporales.  Y ajusto los epígrafes de estas noticias. Recojo a ratos, soledades de eternidades que arden. Garfios anclados en la actualidad. Clavijas oxidadas por las tramas de un bufón.  Pinochos en patios de gobierno.  Y honradas miradas que llevan sus arrebatos dentro. Siembro dudas en interminables rascacielos. Corto el aire, rompo el listón.  Desgarro  letras de cómo entender este anormal mundo. Crezco sin un manual en mano,  lleno de héroes, fantasmas y villanos. Y buceo en este infinito universo.  A contracorriente. Dejándome la vida

PREMONICIÓN

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No sé si es un juego del azar,  cosa del destino o de querer escribirlo. Tan solo necesito que: Me mires a los ojos,  cuando arranques sueños a los posos del café. Me leas las palmas de mis manos,  antes de que otros anuncien mi partida. Necesito que  me hipnotices cuando tus ojos me enseñen que el mundo es de papel. Y que nuestras vidas son más frágiles que tu bola negra de cristal.   ¡Dime! ¿Por qué tus palabras no tienen dueño que las quiera entender? Quiero  que me profetices aun sabiendo que tus cartas  pueden equivocarse.  Que me descifres en qué momento  debo plantarle  cara a la suerte, con el número premiado o con historias por enmudecer.  Quiero que me adivines el pensamiento cuando deje de creer en mitos. Que me hechices cuando me vayas a envenenar  los brindis con tus maldiciones.  Pero antes de pagarte: Predíceme cuándo crees que bajo mi manga  se encuentra el as de trébol. Revélame,  el futuro, aun sabiendo, que tus trucos,  son baratos.  

EL CUENTO Y LA VERSIÓN

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¡Hey! ¡Amigo/a! Acuérdate de girar en la segunda estrella a la derecha, volando hasta el amanecer, allí encontrarás el país de la diversión y felicidad. Solo él te estará esperando para acabar con el capitán Garfio.   Déjate de caminos difíciles, no te entretengas con lobos que no llegan  a ninguna parte. Marca el camino bien, con migas de pan.   No esperes que venga a tu puerta el príncipe azul o el genio de la lámpara. Antes llamaran al timbre ese patito feo  que nunca hiciste caso y  una anciana para ofrecerte el fruto de la tentación.   No te dejes engatusar por Pinocho para edificar una casa de madera,  los tres cerditos tienen más experiencia. Guíate por el interior de las personas y no solo por las apariencias.   No  te pienses que esto es solo un cuento de la vieja.  Sino más bien, la versión de todos los cuentos con moraleja.                                                                                          CRIS ARI

LUCES…

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Apagamos la luz a sus ojos. Resguardamos palomas detrás del sombrero. Escondimos estrellas, preparando así la oscuridad.   Dejamos de salir al mundo. Nos cerramos en banda. Pero, nos reinventamos entradas en calles desoladas. Sentimos entrañablemente las máscaras de las fachadas.   Reiniciamos juntos la soledad de nuestros pasos. Salpicamos voces en murallas enmudecidas.   Refugiamos magia de lluvia, en nuestros interiores. Valoramos los silencios de nuestro corazón, las miradas y los gestos.   Redactamos cada noche el escenario. Olvidándonos del miedo y de la duda.   Realzamos la mirada en la penumbra. Dejándonos llevar por la locura y las luces de esta ciudad. 

DESORDEN

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Esta es la historia de un recuerdo apagado  en mi razón. Un desastre con un desorden imperdonable. Tal vez el único en su especie.   De origen mundial y raíces fuera del tiesto. De padre orden y de madre justicia.   Muchos quisieron invadir ese recuerdo, y otros tantos quedaron transformados con tal de esquivarle.   Aunque nadie ha vuelto a verle, yo sé que no es una leyenda. Que sigue latente.   Y sé muy bien dónde puedo encontrarle, a ese que todos llaman desorden.   Dicen que le vieron paseando por las calles abandonadas. Y que luego se perdió por la nada.   Un paisano le contó que le buscaban y en la oscuridad le confundí la mirada.   Desorden se llama. De familia no muy creyente. Justa en su especie y pobre en orden.   Muchos manifiestan que se volvió  loco, otros que llegó su hora. Yo solo digo que cada noche me lo encuentro en mi cuarto y le siguen llamando desorden.

EXPLORA, SUEÑA, DESCUBRE

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Para, observa. Resiste el peso de tu propio techo. Aunque caiga en migajas. No naufragues peligrosos desiertos. Ni intentes sobrevivir a tus propias opiniones. Navega por pasillos de paisajes. Despeja dudas. Déjate atrapar en otro universo. En estancias cristalinas. En tierra adentro. Oliendo el mar y sintiendo el cielo. Encontrando ruinas entre tus dedos. Arañando como el sol el horizonte. Dejando la piel en cada recoveco. Porque la vida es un instante, y deberíamos gastarla. Ya basta de recoger pinceladas. Cómprate los enteros cuadros. No te quedes en tus mundos, recorre otros. Explora, sueña, descubre. Que a pesar de ser animales de costumbres, lo que importa es cuan alto podemos llegar a saber. Sal de los desiertos sin vida y devora libros. Crea consejos ante tus opiniones. Navega por pantallas llenas de documentales. Admira el reino de lo feroz, el reino animal. Bucea por universos interiores o superiores. No te quedes en la superfi